Primera Encuesta Nacional de Comportamientos Sexuales y Salud

En 2023 un equipo de docentes de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) prevé implementar una Encuesta Nacional de Comportamientos Sexuales y Salud (ENCSS). No se trata de un estudio aislado sino que es parte de un trabajo de investigación más amplio del Programa Género, Salud Reproductiva y Sexualidades (Grupo I+D), del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología.

Para conocer más acerca de esta iniciativa y del trabajo del Programa en el marco del cual se desarrolla, el Portal de la Udelar dialogó con la Profesora Doctora Alejandra López, docente coordinadora del Programa Género, Salud Reproductiva y Sexualidades y el Profesor Adjunto Doctor Nicolás Brunet, coordinador de la ENCSS en el marco del Grupo I+D que financia la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), de la Udelar. 

Fuente: https://udelar.edu.uy/portal/2023/04/primera-encuesta-nacional-de-comportamientos-sexuales-y-salud/

Antecedentes

López recordó que el proceso de trabajo en el marco del Grupo CSIC se inició en 2018 cuando obtuvieron el financiamiento de la CSIC Grupos, el cual en primera instancia fue por cuatro años y recientemente ha sido renovado por cuatro años más. 

Este trabajo se remonta a décadas atrás cuando entre los años 1998 y 1999 el mismo espacio institucional de investigación aunque con otros integrantes, tuvo la iniciativa de desarrollar una encuesta de estas características. En aquel momento lograron avanzar en este sentido con el apoyo del Doctor Michel Bozon, investigador francés de reconocida trayectoria a nivel internacional. En ese tiempo habían obtenido la financiación de la Agencia Internacional para el Estudio del SIDA (ANRS) de Francia. Sin embargo no pudieron llevar adelante el estudio en ese momento porque el Ministerio de Salud Pública no dio el aval para este trabajo, lo cual era un requisito de la Agencia francesa para otorgar los fondos. 

La iniciativa se retomó 20 años después y se planificó en forma de un proyecto de más largo aliento. Se trata de un proceso de construcción de una estrategia para la producción de conocimiento sobre sexualidad y salud representativo a escala poblacional que Uruguay no dispone. El país cuenta con algunos estudios específicos como la Encuesta Nacional de Juventudes que aporta información sobre comportamiento sexual y salud en adolescentes, la Encuesta Nacional de Comportamientos Reproductivos, que se realizó en forma puntual en 2018 y las ediciones de la Encuesta Nacional de Violencia Basada en Género y Generaciones. Anteriormente, en el año 2006 tuvo lugar el estudio sobre reproducción biológica y social de la población uruguaya “Género y Generaciones” de la cual participó la Udelar, experiencia que dejó lecciones importantes pero que no fue replicada. «Son iniciativas valiosas pero que muchas veces se centran en algunas dimensiones del tema, con un corte transversal de la realidad y/o dirigidas a grupos específicos», señaló.

 

La ENCSS

La Encuesta Nacional de Comportamientos Sexuales y Salud (ENCSS) a diferencia de las anteriores es una encuesta nacional representativa de la población entre 18 a 59 años. El equipo de investigadores desarrolló un importante proceso previo que duró alrededor de tres años, conformado por varias etapas y en el que generaron espacios de discusión y de construcción del formulario de la encuesta. López resaltó la importancia de esta tarea, ya que el formulario luego de aplicado determina con qué tipo de información y con qué calidad de datos se va a contar. Añadió que algunas de las etapas de este proceso fueron la revisión de estudios similares de otros países (encontraron un total de 44 estudios en la temática), instancias de contacto con equipos de investigación de Francia, Inglaterra y Chile y  la conformación de grupos de expertos nacionales para discutir cada uno de los módulos de la Encuesta. Otra de las etapas fue testear cognitivamente cada uno de estos módulos y definir la modalidad en que se recabarían los datos (teléfono, web, presencial) para finalmente diseñar un estudio piloto, que se aplicó en 2022 a un total de 600 casos, un número y un diseño muestral suficiente para tener representatividad en la población de la franja etaria encuestada. «Este tipo de estudios se insertan en un contexto más grande, no se trata solo de contar con la encuesta sino también que se vea la necesidad de tener datos y que estos después sean utilizables y útiles para informar políticas, para generar líneas de base sobre algunos  temas», apuntó Brunet.

Brunet recordó que en el proceso de diseño del formulario el equipo de investigadores preveía que sería muy difícil abordar ciertos temas y tenían algunos temores acerca de cómo preguntar sobre aspectos que se querían tratar en la encuesta como relaciones de pareja, inicio de la vida sexual, experiencias y prácticas sexuales, representaciones, etc. Tenían muy presente la experiencia de Francia, de Chile y Gran Bretaña y en el trabajo articulado con expertos de estos países recibieron la experiencia de que «si se pregunta de forma adecuada la gente responde», lo que confirmaron cuando realizaron el estudio piloto. Acotó que en general se observa que en estas temáticas las mujeres tienen más apertura a hablar. López explicó que los varones son menos propensos a hablar de temas que tienen que ver con la intimidad, en especial aquellos que se identifican con el modelo de masculinidad hegemónica. 

Brunet señaló que el estudio piloto les presentó un doble desafío, probar que los dispositivos de recolección de datos fueran los más adecuados y obtener un resultado que pudiera mostrar la proyección de este tipo de evidencias en la discusión pública acerca de los temas de comportamiento sexual y salud. Con respecto al primero de estos retos recordó que cuando estaban en plena decisión del diseño sobrevino la pandemia por lo que luego de discutirlo optaron por la modalidad mixta que combinó la vía telefónica en 400 casos, una muestra representativa de teléfonos celulares, con una segunda parte de la encuesta que se realizó online. Entiende que más allá de algunas limitaciones como llegar a sectores de varones, a grupos populares o con menor nivel educativo, que presentan todas las encuestas, lograron un dispositivo que funcionó razonablemente bien y les permitió obtener unos primeros resultados interesantes. 

 

En cuanto a los contenidos temáticos específicos de la encuesta, Brunet explicó que el estudio tiene más de 300 preguntas en total (dependiendo si el encuestado es varón o mujer y en este caso de cuántos embarazos tuvo, si tuvo abortos, etc) divididas en 12 módulos. La Encuesta apunta a indagar acerca de cómo se distribuye el conocimiento sobre la sexualidad, quiénes reciben educación sexual y quiénes no, cuáles son los temas que conoce la población y cuáles no. Algunos de los módulos son: información sociodemográfica y socioeconómica del hogar, orientaciones normativas (valores de las personas acerca de la sexualidad), formación, educación y conversación sobre sexualidad, inicio de la vida sexual, parejas y prácticas sexuales, orientación sexual, prácticas sexuales en la vida, violencia sexual, embarazo y aborto, salud sexual y reproductiva, intereses VIH SIDA y un módulo sobre bienestar sexual.  

Algunos resultados del Piloto ENCSS

De acuerdo a las respuestas obtenidas en el Piloto las generaciones más jóvenes de 18 a 34 años tienen niveles significativamente mayores de educación sexual que las personas de más de 50 años. En lo que se refiere a las valoraciones de los encuestados sobre qué tipo de comportamientos o de valores promovía la educación sexual que recibieron en la vida, un dato interesante fue que casi la mitad de las personas encuestadas mayores de 46 años respondieron que la educación sexual que recibieron les transmitía a la homosexualidad y al lesbianismo como un trastorno, enfermedad o anomalía. 

Otro resultado se vinculó a qué tan frecuentemente las mujeres que habían tenido partos o cesáreas habían sido víctimas de violencia obstétrica ya sea en forma de agresiones verbales o físicas. Mientras que del total de las encuestadas que habían tenido partos o cesáreas, el 20% respondió que había sufrido este tipo de violencia, a discriminar las  respuestas por edades se observó que las mujeres mayores de 46 años que habían vivido partos o cesáreas declaraban menores proporciones de violencia obstétrica. Brunet señaló que es probable que esto no signifique que la violencia obstétrica se dé con mayor frecuencia en las jóvenes que en las mujeres mayores, sino que el cambio cultural y las campañas de sensibilización hacen que las mujeres más jóvenes sean más sensibles al tema que las de más edad. 

En lo que se refiere a violencia sexual un 20 % de las mujeres encuestadas manifestó que alguna vez en su vida alguien había intentado tener sexo con ellas sin su consentimiento y en el caso de los varones el porcentaje fue de casi un 6%. En el 50 % de las mujeres  que habían sido víctimas de violación en alguna ocasión el perpetrador era alguien de su círculo cercano como  una pareja, un cónyugue, un novio, un familiar o un amigo de la familia. Cerca del 20% de las/los encuestados que fueron víctimas de una violación alguna vez, nunca hablaron de ello y casi el 80 % respondió que lo hizo muchísimo tiempo después y el nivel de denuncia judicial de estos hechos sigue siendo muy bajo, sólo 5% de las personas que fueron violadas lo denuncia. 

 

Otro dato interesante surgió del módulo que indaga sobre el bienestar sexual, «cuando preguntamos en concreto si hay dificultades, las hay y en proporciones interesantes, de 25 a 30 %, muchas de ellas relacionadas con problemas de salud mental y con el consumo de psicofármacos», afirmó Brunet. Este porcentaje de los encuestados manifestó presentar dificultades en el último año vinculadas a este punto como falta de interés en el sexo, ansiedad durante las relaciones sexuales, falta de excitación sexual, no alcanzar el orgasmo, entre otras. Brunet señaló que estas anomalías tienen una gran prevalencia en la población y no se corresponden necesariamente con la autopercepción del bienestar subjetivo en términos de sexualidad. 

Patrones sociales que persisten

Otra observación que realizaron a partir de las respuestas obtenidas fue la permanencia de patrones sociales tradicionales que «deberían haber desaparecido en sociedades más modernas o con mayor agenda sobre el tema». Algunas ideas que surgieron y que responden a estos patrones fueron que los varones tienen mayor deseo sexual que las mujeres y que una relación sexual sin penetración sexual no es relación sexual o es frustrante. Existen viejas creencias o viejos legados de la sexualidad que siguen estando presentes hoy tanto en mujeres como en varones como observaron en la pregunta de si una mujer tiene derecho a interrumpir un embarazo si así lo desea en la que varones y mujeres en la misma proporción manifestaron estar en desacuerdo o completamente en desacuerdo.

Otro patrón social que también permanece es  el modelo de masculinidad hegemónica. 

 

Aunque en los últimos años se han construido modelos alternativos de masculinidad, el modelo hegemónico sigue teniendo peso. Este modelo se sostiene en por lo menos tres mandatos que los varones deben confirmar en sus distintos ámbitos de desempeño: demostrar, que no son niños, que no son homosexuales y que no son femeninos ni mujeres, por tanto no pueden llorar, no pueden expresar emociones.

Generar insumos valiosos para políticas públicas

Brunet entiende que los estudios sobre sexualidad y salud son temas difíciles de colocar en la agenda de la investigación científica y mucho más complejo aún es conseguir financiación para este tipo de encuestas. «No se logra visualizar a veces cuál es la importancia de contar con evidencia científica confiable sobre estos temas», afirmó. «Los países evolucionan desde formularios con módulos acerca de este tema a encuestas dirigidas a poblaciones específicas, pero muy pocos son los que llegan a tener encuestas de tipo poblacional, representativas, centradas en el comportamiento sexual o en la sexualidad como dimensión central en todas sus manifestaciones y Uruguay carecía de un estudio de este tipo, de este tenor y esta magnitud», añadió.  

López señaló que «la sexualidad es una dimensión de la vida y de los procesos de socialización de las personas, que forma parte integral de la salud y el bienestar y nos acompaña desde que nacemos hasta que nos morimos». Entiende que es una dimensión culturalmente muy sensible, modelada por normas, creencias, opciones religiosas y valores y tiene una repercusión muy importante en la forma en la que nos relacionamos con las demás personas. Añadió que frecuentemente se reduce la sexualidad al campo de la reproducción biológica y resulta más complejo enfocar los comportamientos y prácticas sexuales. 

 

Entiende que generar información de este tipo a través de encuestas poblacionales, permite contar con una información de calidad sobre la temática y su relación con el acceso a la salud y a la educación de las personas y el impacto en su salud y bienestar. La obtención de información no tiene el único propósito de desarrollar una mayor investigación y conocimiento sobre este tema sino también de que esta sea útil para orientar o informar la toma de decisiones en materia de políticas públicas que se enmarquen en los consensos y acuerdos internacionales en materia de bienestar humano a los que Uruguay ha adherido, en los que se coloca en el centro el tema de la sexualidad, la igualdad de género y los derechos sexuales y reproductivos. En este sentido la encuesta releva información muy concreta acerca de variadas dimensiones que tienen correlatos en la política y sobre las que hoy hay poca información, que puede alimentar medidas y políticas públicas específicas en variadas temáticas como puede ser en HIV SIDA, entre otras. 

Equipo y arquitectura de la ENCSS

El equipo que lleva adelante este trabajo al igual que el Programa de Género, Salud Reproductiva y Sexualidades de Facultad de Psicología, tiene un enfoque interdisciplinario dentro del campo de las Ciencias Sociales (sociólogos, psicólogos, ciencias políticas). En el estudio participaron varios equipos, el equipo técnico pertenece al Programa  Género, Salud Reproductiva y Sexualidades y se encargó de definir cuestiones vinculadas al formulario de la encuesta (diseño, módulos de la encuesta, etc.). La ENCSS cuenta con un comité científico internacional integrado por académicos notorios en este tipo de estudios de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Chile y un comité interinstitucional liderado por el Programa de Facultad de Psicología en el que  participaban agencias del Sistema de las Naciones Unidas: OPS (Organización Panamericana de la Salud), UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas) y ONU SIDA. 

Perspectivas

Aunque no tienen una fecha cierta para el inicio de la implementación de la encuesta nacional, este está marcado por la disponibilidad de financiamiento y otros factores exógenos como la realización del Censo nacional 2023 y las instancias electorales en el marco de las cuales se estarán desarrollando muchas encuestas lo que generaría grandes inconvenientes al estudio si se realizara en las mismas fechas. En cuanto al tiempo que lleva la recolección de los datos señaló que el dispositivo ya está muy bien armado y los 600 casos que encuestaron en el piloto realizado en 2022 les insumieron tres semanas y unos días. El número de encuestados dependerá de los fondos con los que cuente el equipo de investigadores pero aspiran a que sean varios miles de personas, idealmente manejaron la posibilidad de unos 5000 casos. La información que se obtendrá de este estudio será fundamental para el país ya que en Uruguay si bien han habido avances importantes en la legislación vinculada a estos temas, como en los de violencia basada en género, discriminación, entre otros, no hay un correlato suficiente en términos de producción de información.

Sitio web encss: https://encss.psico.edu.uy/

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